domingo, 13 de mayo de 2012

¿Cómo leemos?


¿Alguna vez se han preguntado qué define la forma en qué leemos? ¿Habrá características de cada individuo que predispongan el tipo de lectura que puede hacer? En el texto "Leyéndo(nos) nosotras mismas: hacia una teoría feminista de la lectura" ubicado dentro del libro Otramente: lectura y escritura feministas Patrocinio P. Schweickart menciona algunos aspectos al respecto. 
Parte de mostrar lo que ocurre con la interpretación en tres textos: Una habitación propia de Virginia Woolf, The Autobriography of Malcom X de Malcom X, y la conferencia inaugural de “Arts and Scandals 1982” de Wayne Booth.  Así, encuentra que haciendo una lectura que excluya aspectos tales como la raza, clase y sexo, se está constituyendo una experiencia de lectura utópica. Empero, la crítica de respuesta del lector debe considerar esa parte de la realidad histórica, puesto que, como se halla en J. Culler, “la experiencia de la literatura depende de las cualidades de una persona lectora”.
Luego menciona que la crítica feminista dentro de la literatura ha tomado dos caminos: “el análisis y la discusión de críticos” (énfasis en la mujer como lectora), y “la ginocrítica” (énfasis en la mujer como escritora). En la primera se hace una lectura feminista de textos escritos por hombres, mientras que en la segunda la lectura es sobre textos escritos por mujeres. Asimismo, este tipo de critica es una forma de praxis, es decir, no es solamente interpretar la literatura en modos diversos, sino “cambiar el mundo”.
Para el feminismo, la cuestión de cómo se lee está ligada a qué se lee; así, comienza por notar que el canon literario es androcéntrico y esto repercute seriamente en las lectoras, puesto que dicho tipo de literatura conforma la experiencia de lectura de forma distinta según el género del lector: para el lector masculino, el texto desempeña el papel de lugar de encuentro entre lo personal y lo universal debido precisamente a su género, mientras que en el caso de las mujeres se les enseña a identificarse con un punto de vista masculino, así como consentir como adecuada una cadena de valores que se basa en la misoginia, es decir, es un “llamado a identificarse como hombre al mismo tiempo que se le recuerda que el ser hombre –el ser universal– es ser no mujer”. Lo anterior plantea un proceso de inmasculación de las mujeres por parte de los hombres.
Empero, pese a ello, las mujeres se siguen sintiendo atraídas por esos textos, ya que se hace una inversión de papeles pero manteniendo la visión utópica y, por ello, en tanto que se haga esta reconfiguración feminista, se seguirán cautivando por el texto.
Entonces, sobre este tipo de textos de carácter masculino, se plantea que deben ser analizados con una hermenéutica bipartita: una hermenéutica negativa que devele su complicidad con la ideología patriarcal, y una hermenéutica positiva que recupere el momento utópico (el verdadero centro) en el que se ubica una parte importante de “su fuerza emocional”.
Desde mi punto de vista, como lectora, las mujeres al aproximarnos a una obra rescatamos ese "valor universal" de la obra y vamos más allá de pensar si es un hombre o una mujer quien lo escribió. Asimismo, no considero que que la mejor solución sea leer únicamente libros escritos por mujeres puesto que se perdería la obra tan importante y nada deleznable de muchos hombres, además de que no creo que sea necesario negar la realidad ajena para afirmar la propia y, por ende, excluir a otros para legitimar no es la opción.

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